Camacharro

Así es, chicos... el cacharro cambia de nombre. Ahora se llama camacharro.
Este feliz relato comienza con el momento en el cual, dada la visita de Esther, Fátima e Isui, teníamos que encontrar alguna pachanga digna. Para esto hablamos con mi madrastra, Fanny, quien amablemente nos ofreció su templo de la perdición.

Tras gran tardanza (culpa toda ella de la tarea de seminario), y después de una sesión de feliz debraye vacuno aunado a la reconstrucción del modelito de ADN (sí, eso lo hicieron los biomédicos), procedimos a aparecernos en casa de Fanny, quien mos reclamó bstante el aparecer hasta tan tarde.

Ya estando allá, fiesteamos, nos reímos, jugamos yo nunca nunca y caricachupas (y creo que salí bastante bien librada de todo el asunto), y nos fuimos a la Gringa II a comer taquitos ricos.

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el cambio de nombre del cacharro?
Pues resulta ser que el cacharro no se quedó en casa... fue a casa de Fanny con todos. Entonces, como no puede haber cacharro y alcohol simultáneos, llegamos a la sana conclusión de ingeniárnosla para dormir en la residencia Fanny. En lo que nos organizábamos, cacharro llamó a mi padre, quien me convenció de que dormir en el cacharro no es nada incómodo...
y es decentemente cierto. 5 personas, un cacharro. Dormir. Algunos ronquidos, gemidos (nada para malpensar hahahah), apachurramientos involuntarios, cabeceos... y ver el amanecer. Qué bonito... fue toda una experiencia.

WEEEEE

"un cromosoma de ron"