El resto de la semana [Something...]

Antes les conté que lloré bastantito el lunes, tras ver Cinema Paradiso. Al regresar a casa, pensando en todo tipo de cosas y complicándome la existencia, me fui a enterar de que la versión de dicha película que vi es la menos deprimente...

Pero el lunes en sí o pasó mucho más. Me fui a dormir, con la ilusión de que la magia del martes y de la conclusión de la conocida misión pimpollo para alegrarme. Desperté con la emoción y tuve que esperar el largo día escolar, hasta que llegó la oportunidad de organizarnso para cumplir con la apretada agenda del día. Tras aterrorizar un poco a Pepe con esto de que recibiría su misterioso regalo (ya había recibido otro, un mini Pepe Jr para Pepe Ken), decidimos emprender la graciosa huída hacia Wal-mart. Compramos sushi y por vez primera comimos en mi closet. De paso, el pequeño jitomate me hizo el favor de cortarle las uñas a Shiro (quien seguro lo agradece tanto como yo). Ahí mismo, se develó el gran secreto sobre el Pimpollo meridiano: era nada más y nada menos que el code name para Mucbipollo de Mérida -el code name fue creado por Beto. Pura felicidad, aunque Pepe no nos dio el gusto de tomarle fotos a tu expresión de sorpresa (para quienes conocen a Pepe no será difícil imaginar dicha expresión, pues consiste en abrir los ojos, sonreír y moverse un poco hacia adelante y atrás en lo que se lñas ingenia para respirar). Después, huímos a ver Across the Universe. Qué buena peli... qué genial banda sonora. Una o dos lagrimitas más, recargada en el hombro de mi persona favorita.

Luego, dejar al Betoso en LCG porque no podía dejar botado a GM2, el nuevo miembro de la familia geek... un feliz fiesta plateado, y claro, dejar a Pepe en su casa, con mucbi y todo... claro, y la promesa de que al siguiente día ya no habría más llanto y eso.

Pero estaba mal ¡ha! Porque el miércoles nos fuimos todos al cine a ver La Môme (vean, queridos lectores, el acento circunflejo ¿eh?), lo cual implicó más llanto, ojos de sapo y demás. Fue bonito, tan sencillo como eso. Tras creer que había perdido mi celular (y estar en un error), Ilse y yo huímos a mi casa, donde por razones múltiples, que implican el complicarme un poco más la existencia, tuve más razones para tener ojos hinchados al siguiente día... el día de la misión Padrino...

Que en realidad tampoco se realizó, pues hubo de todo: Tortas ahogadas, dormir, hacer tarea, ser una diva del electropop, hacer un drama ridículo (que se convertirá en telenovela) y terapeútico -menos mal- lápiz labial rojo de Ilse, canciones de los Beatles, de Piaf, y una tranquila desvelada hasta por ahí de las 6:20 de la mañana, con una incipiente hipotermia.. y dormir. Ah si y ya se fue el virus del mal (yay!).

Hoy por la mañana estuve durmiendo, pues la clase se retrasó hasta las 12, y con ayuda de mis padres genómicos el camacharro logró una épica salida de las cavernas batmanescas de la madriguera... heme aquí... y ya quiero que llegue la pizza que Soberón nos prometió, porque en la mañana no tenía hambre... pero ahora sí.

Hay nuevas misiones en el horizonte (la labor de una superheroína nunca termina), pero primero, tengo que rearmar tejidos imaginarios que no se en qué momento de la dura vida llena de acci´n que llevo se vieron rasgados o algo así (podrían tomar ciertos cachitos de las canciones Dear Diary y Writing to Reach You para tener una leve impresión de de qué tejidos hablo.

En fin...
estaré en el lobster-closet este fin de semana, a ver qué sale... y ya la semana que viene, cuando hagamos todo lo que no planeamos (y cumplamos misiones nuevas), procuraré ser un Berenjena tan morada y feliz como en cualquier día.