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miércoles, 3 de junio de 2009

Qué pasa cuando tienes proyecto de bioinformática a final de semestre

[Pledge of allegiance - Louis XIV]

Final de semestre. No cualquier semestre. Ayer, un grupo de desafortunados genómicos hicimos trabajo de genética de poblaciones. Antes de eso, proyecto de bioética.

Para el clan no hubo fin de semana. Estuvimos ocupados convirtiéndonos en filósofos, desvelados y poco nutridos (más yo, dado que he estado viviendo de sopa instantánea, atún y arroz mayormente). Conforme pasaron los días, con ellos se fueron las entregas y la exposición. Para mí, esto implicaba alcanzar la maravilla de los días libres en Cuernavaca, días en los que largas horas de sueño se alzan como caminos donde hay ríos de refresco, amaneceres fiesteros, y toda la libertad que nuestra imaginación (y cartera) pueda ofrecernos...

Pero claro, la maldad pulula. Aparentemente, los dioses que modelan (espero que no con MODELLER) nuestro destino decidieron ponernos a prueba. El reto esta vez consiste en realizar un último proyecto, correspondiente a la materia de bioinformática y estadística. Este proyecto parecía un rival poco digno, algo pequeño, una úlima piedrita que esquivar... pero no. Justo ahora, mientras les escribo, lo hago sabiendo que no tengo ni la más remota idea de qué hay que hacer para sortear esta misión.

¿Qué se hace en estos casos?
Primero, buscar un sensei. En el caso del Clan, ese mentor es Oco. De acuerdo con ciertas personas (aclararé que no estoy entre ellas), su virilidad posee dimensiones bíblicas; otras personas aseguran que sus carnes son un manjar, capaz de nutrir al más hambriento por semanas (cosa que en realidad tampoco me consta); también se dice que es la piruja más respetable que ha existido (yo estuve ahí cuando se ganó el título de piruja). Oco es el héroe de esta historia.

Mientras nos ilumina en este tortuoso y final trayecto académico, nosotros hacemos toda suerte de comentarios cuya ridiculez es producto de los excesos que hemos vivido. Como diría un sabio -que escribe este blog- "la inteligencia destruye, la estupidez regenera". Momentos como estos son indudablemente parte de un titánico esfuerzo regenerativo.

El highlight (hasta ahora) del día ha sido la creación de un nuevo programa de tele, pensado como un regalo para ayudar al futuro de la ciencia. ¿nombre?

EL MUNDO DE DICKMAN

"El mejor programa de la infancia" -Robeer
"Supera a Los Placeres de la Ciencia* por mucho" -Ilse

Trama:
Un simpático científico de cabello alocado y barata bata de laborarorio de terciopelo rojo guía a su inocente audiencia a través de los jardines del placer, ayudado por Lester el Condón (la botarga que venció a Barney en popularidad, entre otras cosas) y Gina la Vagina (quien en su baby doll se ocupa de... de... lo que haga falta, todo sea por amor a la ciencia).

Episodio piloto:
Se responden dos de las más grandes preguntas de la humanidad:
M-force: ¿cómo hacer una versión mejor con ingredientes caseros?
y
¿Dónde está tu próstata y cómo hacerla feliz?
(para responder esta pregunta, se necesita algún inocente (o no) voluntario que se deje toquetear por Lester).
Fun-facts y chistoretes pícaros (to say the least) a granel.

Indudablemente, la esfera televisiva alcanzará una nueva era de oro, y las futuras generaciones se salvarán de corromper sus moldeables mentes con cosas como los Teletubbies o JJ el avioncito.




*Los Placeres de la Ciencia es una peli porno (VHS) que tenían rebajada en una sexshop cerca de la antigua madriguera, y que en realidad nadie del Clan vio. Sólo Pepe sabe de qué trata.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ok babe... ya es martes y no veo publicación/relato alguno acerca de este fin de semana, lo que me hace sentir sumamente triste.

Narvalkiria dijo...

Jajaja, MODELLER... Damnit...