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domingo, 13 de enero de 2008

Recuento de Acapulcolandia

Ahora sí. He aquí la entrada que relata mi actividad en el espacio entre la noche del viernes 4 y la noche del sábado 12 de este mes.

Noche de viernes:
Tras una increíble velada en Six Flags, y habiendo hecho entrega ya del muñeco que ha causado furor en el mercado, procedí a contarle a mis padres sobre lo místico que fue el día, y luego huí a mi habitación. Esto lo hice en realidad porque no tenía hecha mi maleta para el viaje a acapulco de la mañana siguiente, y me urgía comenzar a hacerla para no olvidar nada. Medio hice la maleta, y me dormí.

Sábado:
Me levanté muy tempranito e hice la maleta. Como los viajes de más de una hora tienden a ponerme meditabunda y demás, alisté mi ipod y mi viejísimo discman, junto cun una selección que incluía Franz Ferdinand, Interpol, Radiohead, The Cure, Weezer, U2 y Travis.

No quería ir a Acapulco. Mi papá estaba molesto con mi abuelo, y, haciendo uso de mucha Diplomacia [cof cof hipocresía cof cof] sonreía dando los buenos días... cosa que me molestaba sobremanera. Además, no amanecí de humor para soportar que mi mamá estuviera molesta con mi papá por esas mismas razones y no dijera nada, y que a Adi le importara un comino todo el asunto. Me sentía como personaje de Little Miss Sunshine.

No quise poner mi música desde el principio, y escuché el radio hasta que la señal no dio para más, no sin recibir el primero de múltiples ataques del destino, que quería recordarme que lo que más quería llevar conmigo no estaría ni remotamente cerca. Estuve con el suspiro ahogado hasta que el paisaje me distrajo lo suficiente, y tuve esa sensación que me da de querer detener el auto y pasear por la carretera, viendo de cerca esa maleza, y robándome alguna de las florecillas de por ahí. Mi ipod no tenía batería.

Pasando por Tres Marías, un segundo ataque. Luego comenzó la avwentura gastronómica que implicaron estas vacaciones: detenernos en la fonda 107 (mejor conocida para mi familia como 4 vientos), a comer cecina, arroz con leche, sopecitos, y esa maravilla de refresco conocida como Yoli. De ahí... de nuevo al camino. Unas horas después ya estábamos en Acapulco. Conocimos el cuarto del hotel y demás, y procedimos a botanear un poco, tras una visita a wal-mart; luego nos fuimos a Burger king, donde hubo [no... ¿qué podría haber de comer ahí?] hamburguesas, jalapeños con queso, más yoli y el equivalente del McFlurry. Más hotel, pelear con la tele por cable. dormir en sofacama con Adi.

Domingo:
UGH levantarme temprano... condenada luz acapulqueña. Desayunar quesadillas y e,prender el camino hacia el centro, pues el hotel quedaba por Pto. Marqués (muy cerca de punta diamante), donde no hay nada que hacer. Nos fuimos de paseo y acabamos en galerías Diana. No quería estar ahí, pues mi falta de dinero hacía ver mi visita al centro comercial como una pérdida de tiempo... pero pues el hada del dinero se presentó y me compró un disco compacto. Comimos en Applebee's (donde me hicieron quedar como una tragona mis familiares), y luego fuimos por raspados. Menciono esto porque yo siempre había pensado que es un poco simbólico el día enel que te topas con que un buen restaurante al que ibas mucho cierra... y pues este establecimiento sufrió ese destino, pues 4 días después de que me comí un rico raspado de chamoy, el lugarcito ya había cerrado. Volver al hotel, aburrirme, dormir tempranísimo. No lo sabía, pero iba a aprender a dormir y despertar temprano a lo largo de la semana...

Lunes:
De nuevo, el suplicio de levantarme.Día de alberca. Bloqueador, bikini azul, y bueno, al menos un rico clamato par5ra pasar el rato. Empero, estaba yo de amargada por tener que vivir atenida a los horadios de mis abuelos. Por si no lo saben, yo quiero mucho a mi abuelo materno... creo que es una persona muy interesante, y me sorprende su forma de ver la vida aunque casi tiene 80 años... pero el grasn defecto es que es apegadísimo a sus horarios... debe ser una especie de loca compulsión o yo que sé, así que al poco rato nos fuimos a buscar algo de comer. Ese día fuimos a subway, donde el destino me atacó de nuevo. En fin, paseamos una vez más y regresé con todo el dolor de mi corazón al hotel, donde hice lo único a mi alcance: dormir.

Martes:
DAMNED LIGHT. Eso y la traba de la puerta del baño me molestaban horriblemente. Con la mugrosa traba ya me había tropezado unas 10 veces, y tenía un moretón en el pie que demostraba mi falta de coordinación. Decidimos volver al centro, pasear por otros centros comerciales e ir al restaurante El Zorrito. Cabe mencionar que cada viaje a Acapulco implica ir ahí, y mis abuelos llevan visitando ese restaurante desde que mi mamá era chica. En esta nueva odisea, Adi y yo fuimos víctimas del destinoi -de nuevo-, del hada del dinero, y del maquillaje. Además, descubruimos que el talento aca´pulqueño en el mundo del videojuego deja mucho que desear. A estas alturas del partido, las cosas comenzaban a cambiar... dejaba de ver estas vacaciones como algo aburrido y predecible, y pasaba a ser una de esas curiosas tradiciones familiares... si bien yo soy un poco más fanática de la desquiciadez, ¿qué hay de malo en volver a donde siempre? Sí, mi familia está llena de dementes, ideáticos y tercos pero, como dice la canción, "Isn't he a bit like you and me?" Con esta paerspectiva de las cosas, y la promesa de ir a la playa al siguiente día, y sin espacio alguno en el estómago (dado que ese día en particular comí mucho)* volví al hotel con una disposición mejor.

Miércoles:
La playa. El mar. La... cumbia. Resultó ser que el hotel no tenía playa propia, pero pues a Adi y a mi no nos importó. Alegremente nos metimos al mar, pero cometiendo un gran error: no me puse bloqueador. No pensé demasiado en ello, la verdad, pues me topé con la agradable sorpresa de ver peces nadando a mi alrededor... después de todo, aún hay vida en Acapulco. Estuvimos chacoteando en la playa hasta que el horario exigió movernos, y huímos a playa Bonfil a comer pescado a la talla.Aprovechando la playa, salú a hacer cacería de conchas, y me topé con la segunda gran sorpresa: vi una buena cantidad de moluscos preciosos enterrarse en la arena. Tuve la oportunidad de atrapar a uno que otro y enseñárselo a mi mamá y Adi, quien no perdió la oportunidad de burlarse de mi "cátedra". Además, logré ver un clásico atardecer acapulqueño, y me percaté de que me había convertido en Lobstergirl; es decir, estaba mi pel de un color rosa increíble, producto de mi exposición al sol.Ni modo, pensé al principio... no sabía yo que me esperaba la tortura de laquemazón...

Jueves:
Última visita al centro... a comer costillitas. Ese día fue cuando vi ya cerrado el local de raspados... ay, lo extrañaré. Además, el destino me atacó de nuevo. Empero, tuvimos la oportunidad de pasear un ratitro nada más el núcleo familiar, y fui testigo de lo buenas que son las vacaciones para la convivencia familiar. Esa tarde surgió un nuego dios para la galería, que es el Gran Hot cake. Veneren al gran Hot cake.. es bueno.

Viernes:

A petición de Adi y mía, volvimos a la playa. Esta vez, empero, no me metí al mar. Estuve ocupada usando bloqueador y admirando la maravilla de la vida, cuidando caracolitos y aprendiendo sobre unos hipotéticos crustáceos cuyo nombre nunca me aprendí. Caminé por la playa y el destino me atacó de nuevo. Reanudé la cacería de conchas, y decidí embarcarme en una misión nueva, a ver qué tal sale...la misión que enterneció a mi hermana y la hizo burlarse un poco más de mí; cenamos tacos esa noche.

Sábado:
Regresar a la ciudad... ay ay el largo camino, pasando por Cuernalandia para pagar la renta... y adiós vacaciones fuera de la ciudad. Por si fuera poco, Adi vuelve a la escuela mañana, lo que me resta suministro de locura. Disfruté mis vacaciones, aunque no negaré que volví a la ciudad a estrujar al aquaferret y dormir sin mosquitos en mi colchón (aunque eso sí no negaré que estuve cómoda flojeando en hamaca ante la playa el día anterior)

Así estuvo a grandes rasgos.


*Mi abuela come muy poco, y siempre me deja lo que ya no quiere. Ese día desayunamos en 100% natural, y como ella me dejó un tercio sde su desayuno, además del queso fundido que comí ´por la tarde, tenía la carga de haber desayunado un gran total de un panqué de zanahoria, medio litro de jugo, y tres huevos ^^u




3 comentarios:

Eevin dijo...

Vacaciones son vacaciones, aunque sean con la familia.

Pepe dijo...

Amén al comentario de Esther.

Cloc Franco dijo...

¡No olvides el bloqueador!

Aún tienes vacaciones que disfrutar, aunque sean en la ciudad, enjoy them. Ojalá se te quite pronto la quemada =P