Los primeros días

Como se había predicho, este año será el místico mágico año del clan... apenas van un par de días de clase, y me he reído más que en todas mis vacaciones.

Esta felíz semana comenzó con la mudanza realizada el lunes. Más o menos al medio día, mis papás y yo nos dirigimos hacia Cuernalandia en el precioso camacharro... claro, no tardamos mucho en llegar a dicho sitio y comenzar las labores de limpieza. Una familia de alacranes muertos me dio la bienvenida al closet gigante, y, tras la revisión paternal, nos fuimos a comer tortas ahogadas (mismas que por cierto recimiendo hahahaha).

La noche del lunes fue de poco dormir. Los sonidos de la naturaleza (bichos, río, árboles) y las sombras en movimiento de las plantas de plátano en el jardín de la casera me despertaron más o menos constantemente... pero no me importó la gran cosa, pues estaba contenta de volver a Macondo hehe.

El martes llegó con la desagradable necesidad de levantarme temprano... ni modo, y en mi necesidad de averiguar a qué hora es apropiado salir de la casa, me topé conque hice el camino a la universidad en el tiempo récord de 7 minutos. Por si fuera poco, no pude llevar a cabo la promera misión del ciclo escolar... así que más valía que el destino me compensara... lo cual hizo en poco tiempo, pues adquirí un bello confite de felicidad tras encontrarme con la familita genómica. Los chicos del clan nos sentamos juntos, y encaramos el reto de la vida diaria parte 1. La compulsividad de Julio nos pareció curiosa sobremanera, la clase de Romero una cosa interesante -aunque debo decir que paso en cuanto a eso del asunto de la clasecilla de Kamasutra- y compu pues es un rato en familia hahahahaha.

Como la joven Ilse iba a huir al concierto de Apocalíptica, nos limitamos a comer en la cafe, y en medio de mi super plan de ahora sí hacer lo posible por llevar algo parecido a una dieta, decidimos darnos una vuelta todos a Wal-mart, y a conocer por fin al pequeño Pepe Jr.

¿Qué puedo contar sobre este carhorro de huroncito? Que es lo más simpático que hay. Da lata, anda curioseando por todos lados, y es sumamente juguetón... fun fun fun!

Pero... ¿qué pasó después?

Pues bien, el miércoles llegó con la agradable noticia de que resultaba ser que iba a tomar clase con mis abuelos, Margareta y Dávila... un poco como echar un vistazo a la posibilidad de tener confite de felicidad eterno, cuya fuente es un misterio al menos para mí. Como era de esperarse, las clasecillas fueron bastante amables y todo se pasó rápido [primera semana, of course], y tras las clases, procedimos a festejar tardíamente el cumpleaños de Ana en Galerías Cuernavaca.

Como ustedes quizás saben, mi interacción con la autopista no es la gran cosa, así que imagínenme tomando camino hacia el centro comercial previamente mencionado, con la preciosísima carga de casi todo el Clan del mal en el camacharro, mientras me torturaban poniendo la musiquita de psicosis cada vez que se podía. El manojito de nervios que estaba hecha yo sufrió un poco, pero al final todo salió bien, y llegamos a nuestro destino sanos y salvos (aunque quizás a futuro prefiera el taxi, porque creo que entre varios sale mas barato que la gasolina hahahahahahaha). Ya estando en Galerías, bobeamos un ratito y modelé para hacer posible qu se tomara una foto de un poco más dfe folklore cornobovino. De ahí, al maravilloso mundo del sushi, donde como era de esperarse comí felizmente, sin mencionar el místico espectáculo hentaiesco que cierto jitomate nos proporcionó al darse cuenta de lo que implicaba consumir un cono.

Antes de ir a comprar los boletos para la peli, hubo un poco más de acción clanesca, pues Ilse en otro de sus singulares arranques de inspiración caminó bajo el camello gigante que hay ante un restaurante de tacos árabes (o something of the sort), nomás a manera de homenaje para Shakira.

Como estábamos felices y pudientes (y era miércoles), vimos The Bucket List en VIP, disfrutandode esos sillones reclinables y yo por lo menos robando un poco de la crepa de cajeta con queso de Pepe. Es una buena peli, realmente, con el extra de que hacía un rato que no me daba la vuelta por el cine. Luego, el de nuevo tortuoso camino de regreso a la civilización... un poco más de autopista of evil, pero todo bien... y de ahí al closetcito en el que habito por ahora...

Hooray for this!