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viernes, 12 de septiembre de 2008

La feria de Tlaltenango

Pues sí. El martes terminó la feria de Tlaltenango, cornobovina espresión de cristianismo y amor por el caos vial.

Pero empecemos como se debe. Les contaré algo sobre la feria y luego procederé a contarle cómo esta feria ha tenido efectos en mi existencia durante la última semana.

La Feria de Tlaltenango es una tradición muy antigua.Tiene casi 300 años de antigüedad, y surgió a manera de celebración de que en una iglesia antiquísima se apareció alguna de tantas vírgenes. Probablemente la gente que armó todos esos festejos jamás pensó que Cuernavaca crecería y que la avenida principal del lugar pasaría por el terreno destinado a celebrar la aparición. A partir de entonces, sin importar qué tanto estorbasen, se realiza la feria a finales de agosto. Antes duraba más, ahora sólo 10 días (30 de agosto a 9 de septiembre), siendo el 8 de septiembre el día más concurrido.

En la feria, que es a mi manera de ver un tianguis enorme, encuentra uno de todo: abundante pan de feria (muy rico por cierto), gorditas de nata, quesadillas, tacos, pambazos, cerditos de canela (algo así como galletas de animalito versión pueblerina), objetos de barro, plantas, esquites y elotes por montones, ropa, joyería de plata, dizque plata, hilo y hasta papel reciclado, papas, postres, y juegos de muy dudosa ingeniería, fuegos artificiales, cohetes de pueblo, chinelos, y claro la fauna cornobovina habitual.

Si uno va en auto, necesita cuidarse de la gente que camina alegremente, y con un poco de suerte, será rodeado por chinelos danzantes y músicos, dejándo a uno sentado en espera de que se despeje un poco el pequeño tramo de calle que queda para que los coches entren al espacio del banco y el hotel.

Yo quería ir principalmente porque el año pasado no recorrí por completo dicho sitio de "magia" y diversión, por lo que le comenté al Clan que debíamos ir. Como el proyecto de Satán estaba cerca, así como el examen de Christian, decidimos que el jueves 4 sería un buen día para visitar. Empero, al final el plan cambió un poco, y decidimos que iríamos desde el miércoles.

MIÉRCOLES: TERAPIA DE SHOCKS.
Y sí, fue cierto. El miércoles nos fuimos todos los chicos del clan en busca de aventuras en Tlaltenango. ¿Qué encontramos? Pues imágenes que nos hablan de cómo ven el mundo muchos cornobovinos (mismas que pueden ver aquí), al difunto Reservoir chicken, víctima de la modernidad, cuyo destino estuvo más cerca de lo que todos imaginábamos (ay, pequeño pollito, quién diría..), al arma de balines de Ilse (que tan importante se volvería en un punto posterior de esta historia), y claro a que una cierta personita corroboró una vez más que es posible condicionar rápidamente a la gente (siendo yo el objeto de estudio), muy para el divertimento de los miembros del clan, quienes encontrarían paralelismos con respecto a algo de lo que escribiré dentro de una semana o dos (cuando vaya al DF).

Esa tarde fue una más de las tantas aventuras que vivimos.. pero hay más.

JUEVES: SALSA DE QUESO REAL Y FICTICIA
Quedamos todos con Fanny de volver a la feria el jueves... Y eso hicimos. Nos faltó el pequeño jitomate, quien por culpa de una maligna salsa de queso quedó imposibilitado de ir con nosotros. Ese día el joven Goab fue presentado en sociedad como hijo de Ilse y Fanny, y mientras yo comía esquites ví a varios de los chicos subirse a los ya mencionados juegos de dudosa calidad. Encontramos a varios muchachos de la 6a ahí, a quienes nos unimos durante nuestro paseíto... y luego la lluvia nos atacó. Con los pies empapados y algo de frío, pero felices, pasamos un rato en los autos chocones, y caminamos de vuelta arriba. Mientras algunos eram empapados con agua acumulada en las lonas, otros deseábamos tener calcetines y zapatos secos.

Como era cumpleaños del tío Dan, se armó fiesta en casa de Zarco. Empero, esa misma noche había noche de chicas de la 5a. ¿Cómo evadir ese segundo compromiso? Pues con salsa de queso ficticia. Con ayuda de una llamada telefónica y la genial coartada nos dirigimos a casa de Zarco, donde entre chismorreo y más chismorreo transcurrió la noche. Mientras avanzaba la fiesta, no pude mas que recordar la ocasión -en lo que parecería un pasado remoto- en la que Fanny nos invitó a Ilse y a mí a su casa para que Lennon charlara conmigo, donde ella y yo éramos las únicas chicas de la 5a...

Esa noche Ilse y yo nos quedamor a dormir ahí.

VIERNES: 5 METROS DE VELCRO
Me quedé en Cuernavaca. Ilse me compró 5 metros de velcro para armar el laberinto conejil.

SÁBADO: MISIÓN IMPOSIBLE
El sábado me dediqué a la misión del laberinto conejil. Dediqué horas con una engrapadora industrial, velcro, cajas de galleta y bolsas de basura en construir la que sería la primera de varias cámaras para el laberinto que le estaba inventando al conejo godzilla... misma que duró 15 minutos, cuando el conejo houdini ya estaba escapando. Mi misión fue un rotundo fracaso.

DOMINGO: ... esa la cuento en OTRA ENTRADA.


1 comentario:

Ricardo dijo...

Ah, se me hace tan divertido escuchar sobre tus aventuras frente a las celebraciones pueblerinas, porque durante unos 16 años me afectaron a mi, y ahora que ya casi no tengo que ver con eso, tu pasas por todo el caos (incluso al Guasón le asustaría) que se genera. Y yo tampoco confié nunca en los juegos mecánicos de dudosa ingeniería.